Adis Abeba

"Aparco la moto en la plaza del castillo de Gonder, tomo un café en una terraza, hay cinco niños petrificados alrededor de la moto, la miran a un metro de distancia completamente hipnotizados. El mayor es el limpiabotas, dos no tienen zapatos, al final, uno se atreve y la toca. Los envidio, envidio su facilidad para sorprenderse, envidio lo que sienten. Llevo cinco minutos mirándolos, el café está frío"

En Etiopia no hay muchos coches, pero si miles de burros y vacas por la carretera, es un arte el aprender a predecir como van a reaccionar cada uno, pero al final terminas haciéndolo.

Hace frío, no me quito la chupa en todo el día y he tenido que sacar de nuevo los guantes, miro de vez en cuando el altímetro, casi siempre entre 2500 y 3000 metros, que no es ninguna tontería. Que placer el volver a comer las enjeras! ese suculento manjar, es un pan esponjoso y agrio, fermentado durante tres días y que luego sirve de base para un montón de platos.

Voy a estar dos días en Adis Abeba, cambio de aceite y de filtros, arreglo de una maleta de aluminio. No se si cambiar las ruedas, ya, o hacerlo en Nairobi, todavía tienen dibujo, me están durando mucho más de lo esperado, la de atrás casi 20.000 Kms.

Ya he empezado con el Lariam para entrar en Kenya. Hoy hace un mes que salí de casa pero me parece que llevo mucho más tiempo.

En amárico, cuando preguntas algo, para confirmarlo, hacen una inspiración de aire, aspiran, como en un pequeño susto, es muy gracioso, les pregunto cualquier cosa, aposta, y todos hacen lo mismo.

En Adis se va la luz, en la calle, en el hotel, en internet (cuando ya has escrito todo en el ordenador) también se va el agua, y yo dentro de nada. No se cuando será la próxima crónica, lo mismo hasta Nairobi.

Adis Abeba.