"Queso de cabra y aceitunas negras, pan con sésamo, pastelitos de miel, un té con cardamomo....... y el tibio sol del Bósforo, para desayunar"
A pesar del aparente caos de esta ciudad aún se puede imaginar el Estambul milenario asomando en cada esquina. Rincones intactos de Constantinopla, pescadores del mar de Mármara, miradas de sultanas que hieren como dagas, comerciantes de sedas, los bigotes de un guerrero otomano en un vendedor del mercado, el temible grito de los corsarios en el graznido de las gaviotas.
Cruzo el Bósforo por el primer puente que unió dos continentes, la moto va escorada por el fuerte viento. Bye, bye Europa.
Todo el día viento, y cada vez más frío y más altura, solo paro par echar gasolina (a 2 euros el litro)
Duermo a 60 kms pasado Ankara, en un motel muy tranquilo y con wifi (pero internet censurado)
Cuando me preparo para salir, el recepcionista del hotel sale corriendo detrás de mi, hago un rápido repaso mental de a ver que he robado de la habitación, pero nada, ¿he dejado algo sin pagar? tampoco, es "que me voy sin desayunar". El desayuno está incluido y me entrega el ticket, le digo que no, que ya lo se pero que no tengo hambre, insiste. No, muchas gracias, pero se empeña y no para hasta que me bajo de la moto y entro en el comedor. ¡Pero hombre! ¿No ves que es un viaje muy largo y tienes que comer?
¡Son como madres!
Más frío por el el camino (estamos a 1500 m de altitud) montañas nevadas (sin banderas al viento) Bordeo el lago Tuz Golu, un enorme espejo sin la más mínima ondulación, es una salina que reverbera la luz de la niebla en un paisaje irreal.
Un placer, el bajar hasta casi el nivel del mar en Adana, calorcito de nuevo.
Adana, a 4500 Kms de Madrid.
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